Numerosos estudios se han interesado por el futuro de nuestro sistema sanitario y han tratado de estudiar las actividades industriales afectadas, en un intento de identificar las grandes tendencias futuras a las que deberá hacer frente el sistema de protección social. De hecho, la mayoría de estas investigaciones se centran menos en la producción de equipos y productos biomédicos que en las tecnologías biomédicas. En otras palabras, no se centra en cómo se fabrican los productos, sino más bien en el desarrollo de prácticas y métodos diagnósticos y terapéuticos.Nuestro trabajo parte de esta observación para plantear la hipótesis de que el estudio de las condiciones de emergencia de una industria sanitaria requiere considerar la función social que desempeña.En efecto, esta función se refiere a la producción de los recursos necesarios para los cuidados y los actos médicos. Sin embargo, en última instancia, estos últimos sólo cobran sentido si se tienen en cuenta simultáneamente la forma en que se prestan los cuidados (tecnologías biomédicas, formación del personal, etc.) y la razón por la que se prestan.