En la vida social de una prisión, los problemas de las sociedades del exterior se agravan por el encierro y el régimen totalitario con que se controla a los reclusos. De tal modo, para sobrevivir en una cárcel, es necesario asimilar múltiples agresiones a la integridad humana, entre las que destaca el descuido por el sustento material de cada interno, lo cual conduce a que éstos subsistan, en muchos casos, a través de la economía informal. Se crea así un rudo sistema de explotación de los detenidos y sus familiares, quienes se vuelven un negocio para autoridades y prisioneros con poder. Así, esta investigación descubre el drama existencial de la cárcel al exponer cómo el trabajo adquiere vital importancia para quien está preso; al evidenciar la nocividad de la prisión, en cuanto crea un peculiar carácter autoritario y explotador en las autoridades y guardianes; y al denunciar el deterioro y extrema vulnerabilidad de los presos, cuyos derechos humanos son violentados impunemente. El autor, aunque guiado por el análisis sociológico, también asume una perspectiva interdisciplinaria que torna su obra de gran interés para cualquier estudioso y defensor de la condición humana.