En los sistemas sanitarios en constante cambio, el aumento de la complejidad de los problemas de salud, la tecnología avanzada y el incremento de los costes sanitarios, las enfermeras deben adoptar a menudo un papel activo en la toma de decisiones clínicas acertadas. De hecho, a menudo se exige a las enfermeras, en estas condiciones de incertidumbre, que tomen decisiones inmediatas para proporcionar cuidados basados en la mejor evidencia disponible. A medida que los cuidados de enfermería se vuelven cada vez más complejos, las enfermeras necesitan estar equipadas con habilidades para la toma de decisiones que las dirijan en el manejo de los pacientes con el fin de mantener los resultados positivos de los mismos. Para hacer frente a estas exigencias, es fundamental que las enfermeras desarrollen una sólida capacidad de toma de decisiones. Las enfermeras que tienen una sólida capacidad de toma de decisiones clínicas serán capaces de proporcionar una atención segura y eficaz a los pacientes. La toma de decisiones clínicas prudentes puede aprenderse; por ello, los educadores deben involucrar activamente a los estudiantes de enfermería en la práctica clínica para mejorar su rendimiento, lo que se reflejará en los resultados de los pacientes. En consecuencia, es responsabilidad de los educadores de enfermería desarrollar y garantizar un plan de estudios de alta calidad, que incluya métodos clínicos y pedagogía que preparen a los enfermeros para este entorno en constante evolución y