Nuestro estudio ha demostrado que la escuela es la prueba más difícil en la vida del niño con TDAH. Hay una estructura, unas normas, una rutina, una necesidad de mantener la atención en tareas que suelen ser interesantes para él y encima el problema de los deberes. Un niño hiperactivo no diagnosticado vive y hace vivir una auténtica pesadilla. El mejor profesor se vendrá abajo porque un solo niño hiperactivo (sin seguimiento) consigue perturbar toda su clase. Será rechazado por sus compañeros, caerá mal y a menudo se le considerará mezquino. Y, sin embargo, el profesor no cuestionará su inteligencia. Al niño con déficit de atención se le tratará a menudo de vago y se le dirá que podría hacerlo mejor si se esforzara. Son niños que llaman menos la atención, son silenciosos y se encuentran al final de la clase. Según nuestro estudio también hemos observado que los profesores no son conscientes de este trastorno, los profesores deberían conocer el problema en su conjunto, y trabajar con los padres para ayudar al niño a progresar, a veces no haría falta mucho para que el niño siguiera en la escuela.