El saneamiento existe desde los albores de la civilización, pero se ha avanzado poco a lo largo de los años. La mitad de la población brasileña carece de alcantarillado y cerca de 35 millones de personas no tienen acceso a agua tratada. El objetivo del estudio es proponer una alternativa más económica de tratamiento de las aguas residuales, principalmente para las zonas rurales utilizando biofertilizantes, pero esta metodología también se puede utilizar en las zonas urbanas que no disponen de un sistema de recogida y tratamiento. La metodología consiste en instalar 3 cisternas de 1000 litros cada una, conectadas entre sí. La primera caja está conectada al inodoro donde se degrada el efluente doméstico, eliminando hasta el 70% de la materia orgánica, el resto en la segunda caja, y la tercera está libre de contaminación. El efluente resultante puede utilizarse como biofertilizante o mediante otros métodos de eliminación. El método está ganando cada vez más terreno debido a ciertos factores: falta de mano de obra especializada, bajo coste de instalación, ausencia de olores, mayor generación de ingresos para la comunidad, así como los beneficios para la salud y el medio ambiente de no contaminar el suelo y el agua.