La vida cotidiana se nos escapa. No, lo siento, somos nosotros los que intentamos escapar de nuestra vida cotidiana. Las imágenes que nos rodean nos hacen soñar con una vida de lujos y aventuras. Por eso, cuando la posibilidad de llevar esa vida parece remota, la evasión que nos ofrece un videojuego, un libro o una obra de teatro es bienvenida. Nuestro consumo pasivo de teatro es cosa del pasado. El género inmersivo desvela ahora nuevas nociones de interacción, intercambio, asunción de riesgos y emoción. Al comunicar con nuestros sentidos antes que con nuestra razón, difumina nuestra percepción y nos deja inseguros. La inmersión difumina los límites del teatro y cuestiona su impacto en la realidad. Virtualidad, ficción y realidad se entremezclan. En un contexto en el que las pantallas son omnipresentes, ¿la ficción prima sobre la realidad? Estudiar el medio inmersivo nos permitirá abordar la noción de espacio de juego: un lugar privilegiado de interacción entre ficción y realidad. Al cartografiar este espacio imaginado, determinaremos cómo nuestras vidas ficticias enriquecen nuestras vidas reales.