Cantitate/Preț
Produs

Un Mes Para Vivir: Treinta Dias Para Lograr una Vida Sin Arrepentimientos = One Month to Live

Autor Kerry Shook, Chris Shook Traducere de Alberto Magnet
es Limba Spaniolă Paperback – 31 oct 2008
¿Qué pasaría si sólo te quedara un mes de vida? ¿Cómo conseguirías que cada día importara de verdad? ¿Qué empezarías o dejarías de hacer? ¿Cómo te relacionarías con los demás? Un mes para vivir te da los instrumentos para concentrarte y ser tal como Dios te creó:  apasionado, plenamente vivo y sin remordimientos.En Un mes para vivir aprenderás los cuatro principios para vivir una vida sin remordimientos:VIVIR APASIONADAMENTEViviendo cada día como si fuera el últimoAMAR PLENAMENTEDemostrando a los demás que el amor trasciende y transformaAPRENDER HUMILDEMENTE Aprendiendo a través de tus problemas y del dolorPARTIR AUDAZMENTECreando una herencia que dejará huella durante generacionesUn mes para vivir explora los principios universales y plantea preguntas para que reflexiones y para ayudarte a analizar los aspectos fundamentales de tu vida. Cada uno de los treinta capítulos —uno por cada día de un mes que te cambiará la vida— te ofrece estrategias y herramientas novedosas para ayudarte a vivir la vida para la que fuiste creado.
Citește tot Restrânge

Preț: 8349 lei

Nou

Puncte Express: 125

Preț estimativ în valută:
1598 1676$ 1332£

Carte indisponibilă temporar

Doresc să fiu notificat când acest titlu va fi disponibil:

Preluare comenzi: 021 569.72.76

Specificații

ISBN-13: 9780307455536
ISBN-10: 030745553X
Pagini: 281
Dimensiuni: 132 x 204 x 16 mm
Greutate: 0.23 kg
Ediția:Vintage Espanol.
Editura: Vintage Books USA

Notă biografică

Kerry y Chris Shook fundaron la iglesia Fellowship of the Woodlands en 1993 con ocho personas. Desde entonces, ha crecido hasta contar con más de quince mil miembros y se ha convertido en una de las iglesias más grandes e influyentes de Estados Unidos. Su sede se encuentra en The Woodlands, a las afueras de Houston, Texas.Kerry y Chris Shook trabajan para eliminar las barreras que impiden a las personas vivir una relación con Jesús, y creen que la iglesia deber ser un apoyo para el compromiso y debe tener la capacidad de cambiar la vida de las personas. Han ayudado a miles de personas con escasos recursos y están presentes en numerosos países de todo el mundo a través de las misiones y ministerios de Fellowship of the Woodlands.Su programa semanal de televisión llega a millones de telespectadores y se puede ver en los cincuenta estados y en más de doscientos países.Kerry y Chris llevan casados veinticinco años y tienen cuatro hijos.

Extras

Día 1 Introducción VIVIR EL ÚLTIMO SUSPIRO “La muerte es más universal que la vida; todo el mundo muere, pero no todos viven.” —Alan Sachs “Estoy convencido de que el temor de la muerte, o de que nuestras vidas lleguen a su fin, no turba tanto nuestro sueño como el temor de que… en lo que concierne al mundo, podríamos perfectamente no haber vivido.” —Harold Kushner Nuestro tiempo en esta vida es limitado.Por mucho que esta idea nos haga sufrir, es un hecho. Sin importar quiénes seamos, cuán jóvenes o viejos, el grado de éxito que hayamos alcanzado o dónde vivamos, nuestra condición de mortales sigue siendo nuestro gran elemento en común. Con cada segundo que pasa, dejamos atrás una parte de nuestras vidas. Incluso mientras leemos este párrafo, habrán pasado segundos que nunca podremos recuperar. Nuestros días están contados y cada hora que pasa se ha ido para siempre.Si a ti te ocurre lo mismo que a mí, es posible que vivas esta realidad como algo duro y desagradable, o puede que te abruma o incluso que te paralice. Sin embargo, ése no es el objetivo que me lleva a escribir este libro, sino todo lo contrario. Estoy convencido de que en lugar de inhibirnos para que seamos prudentes, aceptar que nuestro tiempo en este mundo es un recurso limitado tiene un poder de liberación insospechado. Si supiéramos que sólo nos queda un mes de vida, la mayoría viviríamos de modo diferente. Seríamos más auténticos a propósito de nuestra verdadera naturaleza y más conscientes de cómo invertimos el tiempo. Sin embargo, ese contraste suscita enseguida una pregunta: ¿Qué impide que vivamos de esa manera ahora?Mi motivación para encontrar la respuesta (y, más aún, para vivirla y ayudarte a vivirla) nace en parte de mi experiencia como pastor. En este papel, he tenido el privilegio de acompañar a muchas personas que se enfrentan al fin inminente de su vida en este mundo. Si bien muchos luchan a través de las etapas del duelo —shock, negación, negociación, culpa, rabia, depresión, aceptación— la mayoría experimenta cambios radicales como resultado de la conciencia que adquieren de su condición terminal. Se toman la libertad de decir lo que verdaderamente piensan y de hacer lo que verdaderamente desean. Piden perdón y perdonan a los otros. Dejan de pensar sólo en sí mismos, se acercan a sus seres queridos y les hacen saber cuánto los aman. Asumen riesgos que nunca habrían asumido antes, se permiten dejar de lado las preocupaciones y aceptan agradecidos cada nuevo día. Parecen adquirir una nueva claridad acerca de sus prioridades, como su relación con Dios y dejar a su paso un legado perdurable.A lo largo de los años, al ver a otras personas vivir sus últimos días, he empezado a preguntarme: ¿Por qué no podemos vivir todos como si nos estuviéramos muriendo? ¿Acaso no es así como se supone que tendríamos que vivir, para empezar? ¿Para descubrir nuestra razón de ser y para utilizar nuestros particulares dones en el tiempo limitado que nos está dado? Así que el año pasado, en un retiro con los miembros del personal, ensayé un breve experimento y les formulé la siguiente pregunta: Si supieras que te queda un mes de vida, ¿en que sentido vivirías diferente? Les entregué a cada uno un diario, les planteé el desafío de vivir los próximos treinta días como si fueran los últimos y les pedí que escribieran para registrar lo que sucedía.¡Los resultados fueron espectaculares! Al cabo de esos treinta días, todos teníamos una mayor claridad acerca del sentido de la vida y una pasión renovada por las cosas que realmente importan. Muchas personas hicieron cosas importantísimas, de las que se hacen una vez en la vida, como ir a Hawai en unas vacaciones de ensueño con su cónyuge, tomarse en serio un estilo de vida sano y perder 10 kilos, o reconciliarse con el padre o la madre que habían dejado de ver hacía años.Para mí, las cosas pequeñas de todos los días se revistieron de un significado totalmente nuevo y me cambiaron la vida para siempre. Llevar a mis dos hijos más pequeños al colegio todos los días se convirtió en una verdadera alegría. Me volví sumamente consciente del momento sagrado que significa jugar cada mañana con Steven a las veinte preguntas o inventar canciones absurdas con mi hija adolescente, Megan. Hice lo necesario para reunirme con mis dos hijos mayores, Ryan y Josh, en sus restaurantes preferidos una vez a la semana después de las clases, sólo para mantenerme conectado con ellos. Muchos miembros de nuestro personal hicieron todo lo que debían para asistir a los partidos, recitales y reuniones escolares de sus hijos. Al mismo tiempo, observé que el equipo era más productivo que nunca, y que tenían la voluntad de que las cosas que hicieran en el trabajo tuvieran un impacto perdurable.Desde entonces, he llegado a creer que el estilo de vida del último mes de vida es universal como principio, pero único en su expresión. Si todos viviéramos como si nos quedara un mes de vida en este mundo, todos emplearíamos las horas del día de forma diferente, de maneras que nos son únicas y, sin embargo, creo que todos tendríamos vidas más plenas que podrían dejar un legado para la posteridad. Un pequeño guiónQuizá no exista ningún lugar donde resuene tanto el eco de lo eterno como un cementerio. Como era de esperar, a mí me fascinan las viejas lápidas y las vidas que representan. Las fechas en algunos viejos monumentos y las inscripciones de las lápidas en la zona de Houston donde yo vivo se remontan al siglo xix. Mi imaginación me impulsa a pensar en las diversas historias que cuentan dichas inscripciones y me hace reflexionar sobre cómo era la vida en 1823 o en 1914. Sé que la gente en aquel entonces tenía los mismos problemas y aflicciones que todo ser humano experimenta a lo largo de la vida, pero me pregunto si ellos se sentían tan estresados y estaban sometidos a tanta presión como yo. Nuestra tecnología y nuestras comodidades modernas han revolucionado nuestra vida en el siglo xxi, pero, ¿a qué precio?Mirando esas viejas lápidas, no puedo sino reconocer que toda una vida queda ahora reducida a dos fechas y un pequeño guión intermedio. Algunos monumentos incluyen hechos o dichos, versos de la Biblia o conmovedoras historias pero, en realidad, la vida de cada persona se reduce a lo ocurrido entre esas dos fechas. Se reduce a lo que hay en el guión. Miro aquellos guiones que señalan la existencia de una determinada persona y me pregunto: ¿En aras de qué vivió? ¿A quién amó? ¿Qué pasiones tenía? ¿Cuáles fueron sus mayores errores y sus más grandes arrepentimientos?Cuando pensamos en ello, hay muchas cosas en la vida que no controlamos. Nosotros no decidimos dónde nacemos, quiénes son nuestros padres o en qué periodo o cultura nos toca vivir. Tampoco decidimos las fechas inscritas en nuestra tumba. No sabemos cuándo acabará nuestro tiempo en esta vida. Podría ser la próxima semana, o el próximo año, o dentro de un par de décadas. Sólo Dios lo sabe, y nuestras vidas están en sus manos. Sin embargo, hay un aspecto sobre el que tenemos un amplio control. Somos nosotros quienes decidimos el contenido que le damos a ese pequeño guión.Eres tú quien decide cómo utilizar ese pequeño guión en el tiempo entre las dos fechas de tu vida en este mundo. ¿Cómo lo utilizas tú? ¿Vives aquel guión sabiendo cabalmente quién eres y por qué estás aquí? ¿O acaso tienes prisa en vivir y dedicas un tiempo valioso a perseguir cosas que, en realidad, no te importan? Los salmistas decían en sus oraciones: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12). Dios quiere que nos demos cuenta de que nuestro tiempo en la Tierra es limitado y que, por lo tanto, deberíamos emplearlo sabiamente. Sin embargo, nos da la posibilidad de escoger cómo utilizamos ese valioso capital. No se requieren cambiosSi bien muchas personas que he conocido y que se enfrentan a la muerte llevan a cabo cambios drásticos con el fin de tener una buena muerte, de vez en cuando conozco a otras que cambian muy poco. No es que no estén dispuestas a cambiar. Es que han vivido tan sabiamente, o tan auténticamente, que la noticia del final de sus vidas no las altera radicalmente. Es evidente que les duele y se resisten al recibir la noticia. Desean tener cerca a su familia y a sus seres queridos. Pero también se consuelan pensando que han vivido centradas en lo que más les importa, a saber, sus relaciones con las personas que aman, su relación con el Dios del universo y la realización de su singular propósito en este mundo.¿Acaso no sería maravilloso que pudieras vivir de tal modo que si supieras que sólo te queda un mes de vida no tuvieras que cambiar nada? ¿Qué te lo impide? ¿Qué esperas? Dios nos recuerda a menudo en las Escrituras que nuestra vida es breve comparada con la eternidad: “Cuando no sabéis lo que será mañana. Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un breve tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14).Desde luego, no pretendo estimularte para que vivas limitado al día a día. La mayoría no podemos renunciar a nuestro empleo de la noche a la mañana, ni decir siempre lo que pensamos de verdad, ni actuar siempre espontáneamente respondiendo a una idea cualquiera. Ese tipo de vida es algo egocéntrico y sumamente indulgente, y puede que refleje el hecho de que esa persona no cree en la existencia de nada más allá de esta vida. Sin embargo, la vida es más de lo que nosotros conocemos de ella en este mundo. Aun cuando nos impliquemos en el presente de cada día, debemos pensar en términos del impacto eterno que tendrá nuestro modo de vida. La Biblia nos dice que Dios ha puesto la eternidad en el corazón del hombre (Eclesiastés 3:11). Dios nos ha creado a su imagen y semejanza como seres espirituales en cuerpos de carne y hueso. Si somos sinceros con nosotros mismos, la mayoría intuimos que tiene que haber algo en nuestra existencia más allá de lo que este mundo puede ofrecer.Éste es el momento en que muchas personas se vuelven hacia la fe. Pero así como hay gente que vive como si el mañana no existiera, otros se sirven de su fe para vivir como si no existiera el aquí y ahora. Están siempre pensando en el Cielo “algún día” en lugar de comprometerse plenamente con la vida en el presente.La única manera de vivir para la eternidad es entregarse a cada día como si fuera un regalo de Dios. Tenemos que vivir en la frontera entre lo cotidiano y lo eterno. Dios nos ha creado y nos ha regalado un día más de vida, para conocer y vivir su amor, para amar y servir a los que nos rodean, para vivir apasionadamente la vida para la que Él nos ha creado. La naturaleza pasajera de nuestra vida debería mantenernos centrados en lo que más importa. El desafío de los treinta díasQuiero que seas descarnadamente sincero contigo mismo. Tu tiempo en este mundo es limitado. ¿No deberías empezar a aprovecharlo al máximo? Si te quedara un mes de vida, lo verías todo desde una perspectiva diferente. Muchas de las cosas que haces ahora y que parecen tan importantes se volverían inmediatamente insignificantes. Tendrías una claridad absoluta a propósito de lo que más importa y no vacilarías en ser una persona espontánea y en arriesgar tu corazón. No esperarías a mañana para hacer lo que tienes que hacer hoy. Tu manera de vivir ese mes sería el modelo que desearías haber vivido toda tu vida.Si supieras que te queda un mes de vida, ésta se vería transformada profundamente. Sin embargo, ¿por qué esperamos a que se nos diagnostique un cáncer o a que se nos muera un ser querido para aceptar esta verdad y permitirle que nos libere? ¿Acaso no queremos todo lo que la vida nos ofrece? ¿No queremos llevar a la práctica el fin para el cual hemos sido creados? ¿No sería la vida mucho más satisfactoria si viviéramos de esta manera?Yo te planteo el desafío de comenzar a vivir tu vida como si te quedara sólo un mes, y he diseñado este libro para ayudarte. Hay cuatro principios universales en el estilo de vida que adoptarías con un mes de plazo: vivir apasionadamente, amar plenamente, aprender humildemente y partir audazmente. He dividido este libro en cuatro partes o “semanas” y quiero alentarte para que vivas estos próximos treinta días como si fueran tus últimos. A cada día corresponde un capítulo diseñado para ayudarte a concentrarte en el principio de aquella semana.Cada capítulo comprende igualmente dos elementos que te animarán en tu experimento de treinta días. En cada capítulo encontrarás unos “Momentos que importan” con preguntas destinadas a ayudarte a reflexionar sobre tu vida y a concentrarte en lo más importante. El segundo elemento, denominado “Para que dure toda la vida”, se añade al final de cada capítulo y sugiere maneras de actuar para concentrarse en las cuestiones de ese día. Estos elementos de acción no requieren tareas para la casa sino tareas de la vida, es decir, maneras que te ayuden a personalizar el material propio de tu vida. Puede que quieras destinar un tiempo a pensar en estos puntos, a escribirlos en un diario y a rezar por ellos. Si lees este libro con otros miembros de un grupo, éste será un espacio privilegiado para centrar las conversaciones.Sea cual sea el uso que des a este libro, mi esperanza y mis oraciones pretenden hacerte pensar seriamente en aquello que más quieres de la vida, así como en las cosas que te impiden realizarlo. Espero que te entregues a la verdad de que algún día tu vida llegará a su fin, y que esto te permita vivir cada día con mayor plenitud.No tienes por qué esperar a que se presente una crisis para que reflexiones sobre cómo puedes vivir la vida plenamente. Si estás dispuesto a asumir este desafío de treinta días, tienes que estar preparado para que tu vida mejore radicalmente. Es posible vivir sin pesares ni arrepentimientos y entregarte a una vida tan llena de abundancias que te preguntarás por qué antes te contentabas con menos.No hay ningún tiempo como el presente¡—el ahora mismo!—para empezar. La lectura de este libro requiere tiempo, tu recurso más valioso, y te prometo que no te haré perder ni un solo segundo que dediques a estas páginas. A medida que descubras la vida para la que fuiste creado, hoy puede ser realmente el primer día de una vida sin arrepentimientos. Te propongo que pienses en el día de hoy como el punto de partida de un mes que te garantiza la posibilidad de cambiar tu vida.

Recenzii

Un mes para vivires una excelente manera de descubrir la vida llena de propósito, alegría y abundancia que Dios le creó”. —del prólogo por Rick Warren, autor de Una vida con propósito