En el año de 1900, Lyman Frank Baum -Historiador de la Isla Mágica de Yew y del País de la Alegría, dueño de la Llave Maestra, Investigador en Jefe en el Caso de la Furtiva Huella de Mamá Oca, biógrafo de Santa Claus- y William Wallace Denslow, un dibujante, revelaron a los niños de este mundo, por medio de un libro, las aventuras de Dorotea Ráfaga en la Tierra Encantada de Oz, a la que llegó por primera vez la huerfanita a bordo de un ciclón. Este libro, que titularon El maravilloso Mago de Oz y que hoy tienes en tus manos, es el primogénito de catorce que escribió el célebre Historiador acerca de aquel país de maravillas, y de los cuales Peste a Tinta quisiera (como quiso a su vez, hace tiempo, el señor Baum) hacer llegar a tus manos los primeros seis, en esta colección. Pues bien, a bordo de este rimbombante título la sombra del gato que lee te llevará un rato a jugar a aquel país, que Dorotea atraviesa de cabo a rabo en busca de ayuda para regresar a su casa en las Llanuras Grises con su tía Ema y su tío Enrique, pues aunque en Oz un Espantajo pueda conseguir el cerebro más sabio, un Leñador de Lata el corazón más bondadoso y un León Cobarde una botella llena de valor, y aunque allí hombrecitos de muy noble apariencia puedan deslumbrarnos con triquiñuelas y joyas de lo más brillantes, la niña que protagoniza estos cuentos nos advierte: como en casa, en ningún sitio.