Constantino José Indalecio García Tapias, conocido por todos como José, el militante, sentía una inmensa fascinación, un gran encantamiento, una enorme atracción y una exorbitante alucinación por la luna llena. La influencia que la luna llena tenía sobre la vida sexual de José era evidente y real; le brindaba un magnetismo especial que hacía que las mujeres se entregaran a él para brindar y recibir placeres sexuales. José notaba que no era él quien las seducía, ni ellas quienes le seducían a él. Percibía, presentía e intuía que era la luna llena la que de alguna forma influía en su comportamiento sexual y en el de sus eventuales parejas. Con la ayuda de María, José descubre la Fórmula del sexo, pero no del amor. Esta fórmula, que se presenta con gran detalle, explica, de forma científica, la atracción sexual, la seducción y el proceso por el cual el cuerpo humano pasa antes, durante y después del acto sexual. Pero este descubrimiento y esta explicación solucionan solo en parte el problema al que José tiene que hacer frente. Aunque José conoce el origen de su problema, desconoce cómo solucionarlo, pues si bien aprendió sobre la química del sexo, no lo hizo acerca de la filosofía del amor.