Al acercarnos a nosotros mismos, en América, para reconocernos y saber quienes somos, salta a la vista quienes son nuestros parientes; las lenguas, los vestidos, la religión, los cementerios y la arquitectura, dicen sin esquivo de donde también venimos. El Dr. José Manuel Briceño Guerrero, nos lo advierte de la siguiente manera: "Para comulgar con nuestra esencia, para sentir el aflujo de savia que nos alimenta, para comprender nuestros gestos y ademanes, para asumir lúcidamente nuestro destino, debemos cobrar consciencia de lo que es Europa, de lo que significa para el mundo, pues somo lo que ella es y significamos lo que ella significa". Y agrega otro pensamiento a esta visión. "Europa es nuestra esencia y nuestro sino, amen". Pero, desde hace más de 500 años, hay algo no europeo en América, como las etnias y las culturas que son ancestrales, así como, algo nuevo nacido del mestizaje, el cual ha producido su alteridad.