Los cultivares locales son muy diversos y resistentes. Ante los retos del cambio climático y la elevada demanda de productos derivados del maíz, es esencial adquirir nuevas fuentes que puedan utilizarse en un programa de mejora genética. Por esta razón, se realizó un estudio sobre cultivares locales recogidos en Burkina Faso en 2011 y en Togo en 2014. Este estudio constaba de dos partes. La primera parte identificó los cultivares locales en el material recogido en Togo. De los 18 cultivares recogidos en Togo, se seleccionaron 15 como verdaderos cultivares locales. Tras la caracterización de los 20 cultivares locales de Burkina Faso, una estructuración de los cultivares locales de ambos países mostró que los de Togo eran grandes, tardíos y menos productivos. La segunda parte del estudio permitió seleccionar los cultivares locales que aprovechaban mejor la fertilización y los que toleraban mejor el estrés hídrico juvenil.