El trópico es una región con gran potencial para la ganadería bovina de carne, no obstante la alimentación del ganado puede representar más del 75% de los costos de producción. Por consiguiente, un aumento en la producción por unidad de alimento consumido puede representar beneficios económicos y medioambientales. Del total de la energía metabolizable (EM) proveniente de los alimentos que es requerida para la producción de carne de bovino, únicamente del 5.2 al 13.4 % es recuperada en la progenie al sacrificio, y entre el 50 y 70 % es utilizada para las funciones de mantenimiento de la vaca. Esto indica que la eficiencia energética de la producción de carne dependerá en gran medida del requerimiento energético de mantenimiento de la vaca (EMm), el cual puede variar del 10 al 30 % debido a diferencias genéticas. Utilizar vacas que presenten bajos requerimientos de EMm es indispensable para incrementar la rentabilidad del sistema de producción en condiciones nutricionales adversas. El conocimiento de los requerimientos energéticos para las diferentes razas y genotipos bovinos es de vital importancia para acoplar los tipos biológicos al ambiente.