Un grupo de retirados agentes de la CIA, conjuntamente con un agente activo de MI6, sin la autorización de sus respectivas agencias, penetran a La Habana a destruir una organización terrorista que ha tomado la capital de Cuba como base para atacar a los Estados Unidos. Los veteranos agentes norteamericanos y el inglés fueron descubiertos por los servicios de seguridad del Estado de Cuba y por la propia organización terrorista, desde su entrada a la capital de Cuba, por lo que fueron asediados por ambos frentes. La Habana se convirtió en una trampa perfecta, de la que les sería muy difícil salir con vida. Dentro de la ciudad dominaba por los comunistas, férreos enemigos de los Estados Unidos, sobrevivir a una implacable persecución era una misión casi imposible. Los agentes de la CIA y del MI6 temen no poder impedir un demoledor ataque a los centros más importante del gobierno estadounidense. La vida se convirtió en la menor prioridad. No podían permitir la acción perfectamente elaborada por un grupo de científicos yihadistas.